Hay una diferencia entre competir… y vivir.
Esa fue una de las ideas que más resonó en el evento “Deporte y Salud Mental”, celebrado en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM. Miriam Gutiérrez no vino a hablar de títulos. Vino a hablar de libertad. De salud. De corazón.
“Lo único que quiero ahora mismo es disfrutar. Disfruto de mi deporte, de mis compañeros, de la situación en la que vivo. Ya estoy retirada. Y lo que hago, lo hago por salud mental.”
Con esa frase, Miriam rompió los moldes de lo que se espera de una deportista de élite. Habló sin filtro de las presiones, de la necesidad de soltar, de la belleza de lo cotidiano:
“Yo disfrutaba llegar a casa y ver a mi familia. Tener una conversación de lo más normal. Sin que me digan cada cinco minutos: ‘¡campeona, campeona, campeona!’. Dejadme en paz.”
Y esa paz hoy se ha convertido en bandera. Ya no necesita demostrar nada. Ahora lo que quiere es compartir desde la calma.
Desde su vivencia, Miriam lanzó un mensaje poderoso para quienes se sienten lejos del deporte, del bienestar o del equilibrio emocional. No hace falta ser atleta profesional. Hace falta corazón.
“Yo estoy creando una plataforma que se llama Lidera con corazón. Porque el corazón manda. Manda en todo. Vas con amor, y con eso empujas a la gente que no llega por miedo, por vergüenza…”
“Tú vente de la mano conmigo, y yo te llevo donde quieras. Pero con una sonrisa. Que es la que hay que tener cada día, desde que te levantas hasta que te acuestas.”
Miriam dejó claro que su etapa actual ya no va de medallas, sino de conexión. De hacer deporte por salud, por equilibrio, por libertad.
“Sigo haciendo deporte, sí. Pero no por competir. Lo hago por salud mental. Ahora lo disfruto sin exigencia. Saboreo cada cosa: mi familia, mi trabajo, mis amistades. Como no lo pude saborear antes, por las prisas de la competición.”
“Y si fallas… te levantas. Porque esa es la diversión de la vida.”
El evento fue un homenaje a las historias que no siempre salen en portada. Un espacio donde periodistas, deportistas y psicólogos hablaron sin filtros sobre bloqueos, ansiedad, presión, pero también sobre comunidad, resiliencia y cuidado.
Y Miriam, con su voz propia, nos dejó una última lección:
“No hace falta ser campeona. Hace falta corazón. Apoyar a quien empieza. Escuchar. Empujar con amor. Vivir con una sonrisa.”
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